En noviembre de 2022, Daesh anunció a Abu al-Hussein al-Husseini al-Qurashi como nuevo líder del grupo yihadista, dando continuidad con este nombramiento a su proyecto de Califato global. Más que el hecho de la premura con la que se nombró a un nuevo líder, tiene aún más importancia los posteriores juramentos de fidelidad de las distintas filiales del grupo, que pese a su descentralización y acciones autónomas siguen comprometidas con el objetivo de instaurar un Califato global y de manera progresiva, demostrando que esta idea perdura, se expande en algunas áreas geográficas, logra nuevas adhesiones y que la lucha continua siendo un desafío a la seguridad mundial y cuyas capacidades no se deberían infravalorar.

Poco se sabe del nuevo califa de Daesh nombrado tras la probable muerte de Abu Hasaan al Hashimi al Qurashi (tercer califa), el cual habría muerto en la zona de Daara (Siria) en combates con el Ejército Árabe Sirio en octubre de 2022, según el Comando Central de Estados Unidos.

Daesh el pasado 30 de noviembre, a través de sus canales de comunicación (en este caso al-Furqam Media) sólo ha mencionado que al Abu Hasán murió en combate, sin precisar ningún dato.

Nombrando el que sería el cuarto califa de Daesh con el nombre de Abu al Hussein al Husseini al Quraishi. Según Daesh, un veterano combatiente del que no ha trascendido ni imágenes ni voz.

Probablemente el nuevo líder haya tenido un papel destacado entre los combatientes y pueda tener algún tipo de formación religiosa.

El nombre asignado al nuevo “califa” pocos datos nos aporta, ya que estos nombres suelen ser seudónimos que hacen referencia simbólica a elementos notables dentro del islam con el objetivo de reforzar su autoridad y legitimidad.

En la dialéctica de Daesh es importante el nombre de un nuevo líder, ya que en su discurso sesgado este es el único y verdadero líder mundial al que deben sumisión el conjunto de los musulmanes.

Aquellos que no compartan estos postulados deberán ser considerados como apóstatas y enemigos del islam. A diferencia de Al Qaeda, Daesh aspira a la gobernanza de un verdadero Califato a nivel global y su líder debe ser el gobernante legítimo del mundo islámico, puesto que no debe quedar vacante.

Sin embargo, Al Qaeda se presenta como vanguardia para la expansión del islam, pero su líder no por ello debe ser el gobernador de la comunidad islámica (umma).

La aspiración de Daesh de conformar su Estado Islámico no sólo se reduce al espacio que llegaron a gobernar y gestionar de manera efectiva entre 2014 y 2019, sino que pretende un alcance mundial siendo su prioridad los territorios donde la comunidad musulmana esté establecida desde las primeras expansiones del Islam, abarcando desde España (Al Andalus) hasta Indonesia.

Las fronteras nacionales no son reconocidas, ya que son consideradas imposiciones de Occidente, creaciones de los hombres y no de Allah. Para este objetivo global, es fundamental el papel de sus diversas filiales reconocidas por la matriz del grupo y nombradas wilayat (provincias) que se expanden por distintos territorios de África y Asia, con el objetivo a largo plazo de lograr un Estado que llegue a gobernar todas las áreas del mundo musulmán.

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