FALTA DE LIDERAZGO NACIONAL

Por Jimmy Bedoya Ramírez

La Fuerza Pública en Colombia ha tenido un papel trascendental en la defensa de la soberanía y el orden constitucional del país. Por tal motivo, los comandantes de cada una de las Fuerzas Militares (FFMM) y la Policía Nacional reconocieron en protección de la Carta Magna a un exintegrante de un grupo subversivo como comandante en jefe en la ceremonia de posesión presidencial.

Hoy el país cuenta con la Fuerza Pública más profesional de su historia, y es para conocimiento de todos, las FFMM y Policía más fortalecidas de América Latina, como resultado de las políticas desarrolladas en las últimas décadas y la experiencia adquirida por el conflicto interno; así mismo cuentan con el reconocimiento de la sociedad.

Sin embargo, desde que asumió el gobierno el presidente Petro, se han tomado una serie de determinaciones que han debilitado la seguridad pública, lo cual repercute en la convivencia y percepción de seguridad. Hay quienes piensan que esto se deba a planes oscuros de debilitamiento a la Fuerza Pública, pero en definitiva se evidencian fallas en el liderazgo pertinente en la toma de decisiones.

El presidente asumió el poder con el planteamiento de una “paz total”, que implica lograr acuerdos con los grupos armados en busca de su desmovilización, para generar espacios que permitan disolver las motivaciones de la violencia, reducir las brechas en la propiedad de la tierra y la desigualdad en el campo, y el fin del narcotráfico; aspectos imprescindibles para alcanzar la paz.

Las grietas en el liderazgo delegado por el pueblo pueden repercutir en la defensa del Estado y su sistema democrático

Pero en Colombia, las disputas por el control territorial de las economías ilícitas se han acrecentado ante una débil presencia del Estado en el territorio que se revela insuficiente para evitar estos enfrentamientos, desconcertando a la sociedad civil.

Cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal indican que los homicidios aumentaron cerca de un 5.2% entre enero y noviembre de 2023 respecto al 2022. En los primeros 11 meses de 2023, se presentaron 12.682 homicidios, 637 casos más que en 2022 cuando se registraron 12.045. La tasa de homicidio del país es de 25.4 por cien mil habitantes; la tasa del mundo es de 5.8 según la Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

Otro delito que más causa percepción de inseguridad es el hurto, principalmente el hurto a celulares y de bicicletas los cuales tocan al ciudadano de a pie y van en aumento; de la misma forma, se incrementaron las extorsiones. En 2023, según la Policía, se presentaron 8.551 casos frente a 7.404 del 2022, recordemos que este es un delito con un alto subregistro por la falta de denuncia.

¿Dónde está el liderazgo? Las FFMM y la Policía son instituciones fundamentales para atender esta crisis, y cuentan con el capital humano profesionalizado para actuar. Si bien a la Fuerza Pública no le corresponde resolver todos los problemas sociales generadores de violencia, sí son una herramienta esencial para contener el aumento de los mismos y facilitar que en los territorios puedan llegar las demás instituciones con sus planes de desarrollo social.

Las grietas en el liderazgo delegado por el pueblo pueden repercutir en la defensa del Estado y su sistema democrático. La estabilidad del país requiere avanzar en líneas puntuales propuestas desde el ejecutivo para el robustecimiento en la toma de decisiones que le permitan a la Fuerza Pública cumplir con su mandato constitucional y que no se les cause un daño irreversible a estas y al país.

LA CONVIVENCIA CIUDADANA EN EL MUNDO DIGITAL

Por: My (RP) Héctor Castro Corredor
Administrador Policial.
Especialista en seguridad, investigación criminal y alta gerencia.
Consultor SVSP, Miembro colegiado COLPAP.

La Ley 1801 de 2016, el Código Nacional de Seguridad y Convivencia
Ciudadana, define la convivencia como “la interacción pacífica,
respetuosa y armónica entre las personas, con los bienes, y con el
ambiente, en el marco del ordenamiento jurídico”. En el mundo digital,
este principio se traduce en una interacción empática y responsable,
soportada en valores como el respeto, la tolerancia y la solidaridad. La
construcción de un entorno digital sano demanda proteger los derechos
y la dignidad de los cibernavegantes, promover el uso ético de la
tecnología y facilitar la resolución pacífica de conflictos en línea y atender
la observancia de algunos deberes.


El uso masivo de redes sociales y plataformas digitales ha redefinido la
manera en que las personas interactúan, trabajan, comunican, y
participan en la sociedad. Según el informe We Are Social y Hootsuite
(2024), el 77% de los colombianos tiene acceso a internet y el 71% utiliza
redes sociales diariamente, consolidando el espacio digital como un eje
fundamental de la ciudadanía.


Así como la ciudadanía establece un vínculo jurídico y político entre
individuos y el Estado, la ciudadanía digital regula las interacciones de los
actores en el ciberespacio; más allá del acceso tecnológico, implica un
conjunto de competencias esenciales que permiten a los ciudadanos
informarse, evaluar, crear y compartir contenido de manera segura, crítica
y considerada, fortaleciendo su participación en los ámbitos personal,
profesional y social. En Colombia, la ciudadanía digital se regula a través
de leyes, una política pública y otras normativas que buscan garantizar
derechos digitales, acceso equitativo a la tecnología y protección de
datos.
Nuestros valores y actitudes deben trascender los entornos digitales,
promoviendo la empatía y el respeto hacia los derechos humanos propios
y de terceros. Evitar agresiones, proteger la privacidad y fomentar el
diálogo constructivo son principios esenciales para una convivencia digital
armónica. Al interactuar en línea, es vital reconocer que formamos parte
de una sociedad interconectada, donde cada acción contribuye a la
cultura digital compartida.


Los derechos digitales son una extensión de los derechos humanos en el
entorno virtual. Aunque cada país define sus normas legales, en Internet su
aplicación es compleja debido a la falta de fronteras y regulaciones
universales. Para garantizar la ciudadanía digital, es imprescindible recurrir
a convenciones internacionales sobre derechos humanos y digitales,
asegurando principios como la privacidad, libertad de expresión y acceso
equitativo a la información. Sin embargo, el entorno digital también
presenta riesgos y desafíos emergentes, como el discurso de odio, la
desinformación, el ciberacoso y la pérdida de privacidad. Ejemplos
recientes, como los ataques coordinados a líderes sociales y la viralización
de información falsa en las elecciones regionales de 2023, evidencian la
urgencia de establecer una ética de la convivencia digital.

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CONSEJO DIRECTIVO DEL COLPAP SE REUNE CON EL SR. BG. CARLOS FERNANDO TRIANA DIRECTOR DE LA POLICÍA NACIONAL

22 abril 2025- Reunión del Consejo Directivo COLPAP con el sr. Bg. Carlos Fernando Triana Beltrán Director de la Policía y el equipo asesor. Se le socializaron los desarrollos y avances del Colegio y se le presentó una hoja con diez propuestas para fortalecer la interacción con el COLPAP y el posicionamiento y reconocimiento de la profesión de administración policial.

Quedamos a la expectativa de avances y resultados.

Atte.

Cr. RP. Jorge Elías Salazar Pedreros.

Presidente Nacional COLPAP.

CT. FABIO GARZÓN FISCO RECIBE RECONOCIMIENTO DEL CONGRESO DE LA REPÚBLICA POR SUS LIBROS

EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA, en Representación del Señor Representante a la Cámara por Nariño DR. JUAN DANIEL PEÑUELA CALVACHE, ¡¡¡me realiza reconocimiento a mis libros “EL MERCADO DEL MEDICAMENTO ILEGÍTIMO EN COLOMBIA” Y “ LA FALSIFICACIÓN DE LOS MEDICAMENTOS DE USO VETERINARIO Y NATURISTA” Que!!! ¡¡¡Gran Orgullo!!! Por mi Trabajo e Investigaciones Realizadas…

EL IMAGINARIO DE LA SEGURIDAD

Por Jimmy Bedoya Ramírez

La seguridad no es un muro más alto ni un algoritmo más sofisticado: es la posibilidad real de caminar sin miedo, de confiar en el otro y de vivir plenamente.

En Colombia, el miedo ha dejado de ser una reacción para convertirse en una forma de vida. No siempre tememos por lo que ocurre, sino por lo que imaginamos que podría pasar. Esa sensación difusa —que se alimenta del recuerdo, del rumor, del titular, del pasado violento— ha construido un imaginario colectivo en el que la seguridad se mide por el encierro, la desconfianza y el control, más que por la convivencia, la prevención y la justicia.

Uno de los aspectos más trágicos de esta visión es la institucionalización de ese miedo. Convertimos la desconfianza en estrategia, la reja en escudo, la fuerza en sinónimo de solución, y lo peor: lo aplaudimos. Porque si algo nos da tranquilidad en medio del caos, por ilusoria que sea, la damos por válida. Pero, ¿y si la tranquilidad que sentimos no fuera protección, sino resignación? ¿Y si las únicas paredes que erigimos son las que nos aíslan de la solución?

La desconexión entre percepción y realidad en materia de seguridad es alarmante: según el BID (2023), el 76% de los ciudadanos del país se sienten inseguros, una cifra muy por encima del promedio latinoamericano (51%). Como explicó Zygmunt Bauman, en Miedo líquido, las amenazas modernas son difusas e impredecibles, y nos lleva a aferrarnos a símbolos de control con más cámaras de vigilancia y más policías, aunque esenciales en las estrategias de seguridad porque generan una tranquilidad, esta resulta ilusoria al no ser acompañada de transformaciones efectivas sobre las causas del delito. Mientras seguimos invirtiendo en estas seguridades aparentes, descuidamos los verdaderos pilares de la seguridad: confianza institucional, justicia accesible y prevención social.

Y cuando ese miedo manda, manda mal. Es la paradoja de la seguridad reactiva: se invierte en lo que se ve, no en lo que renueva, como si curáramos la fiebre sin atender la infección. Así seguimos aplicando medidas urgentes a problemas que exigen profundidad, visión y transformación.

Las políticas públicas que operan bajo esta lógica terminan siendo prisioneras del rating, del titular de prensa, de la inmediatez, y ese cortoplacismo nos debilita. En lugar de construir entornos seguros, administramos el miedo, que fragmenta las instituciones y ahonda la desconfianza comunitaria.

Sin embargo, existe otra forma de hacer las cosas. Experiencias como la de Medellín, que apostó por el urbanismo social y el fortalecimiento de los programas de inclusión en lugar de solo el aumento del pie de fuerza momentánea, o como la de Japón, basada en normas cívicas y cohesión comunitaria, demuestran que la seguridad se construye con oportunidades, cultura y corresponsabilidad. En ambos casos el eje fue la prevención inteligente más allá del castigo. Así, el control se equilibra con educación, dignidad y legitimidad institucional.

Nuestro país requiere liderazgos sin fabricación de seguridades simbólicas para construir confianza real. Una política pública que escuche el miedo ciudadano, sin subordinarse a este y utilice la evidencia y no el pánico como brújula. La seguridad no es un muro más alto ni un algoritmo más sofisticado: es la posibilidad real de caminar sin miedo, de confiar en el otro y de vivir plenamente con mayor compromiso estatal y ciudadano.

PUBLICACIONES DEL COLPAP EN EL PERIÓDICO ESTRELLA POLICIAL

Compartimos el último número del periódico del Colegio de Generales PONAL, en las páginas 13, 14 y 15 aparecen publicaciones de COLPAP. Nuestro agradecimiento a mi General Héctor Darío Castro presidente del Colegio de Generales PONAL y a mi General Pablo Flórez editor del periódico por el espacio de publicación que nos han dado desde hace más de dos años.

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POSICIONAMIENTO DEL COLPAP

Nuestro agradecimiento al sr Tc. Elkin Salcedo Santos por su participación en el Taller de Oficiales Superiores sobre Normas Internacionales de las Operaciones Policiales, en representación del Colegio Profesional de Administradores Policiales COLPAP como integrante del consejo directivo.

Igualmente, nuestro reconocimiento al sr Tc Gabriel Bonilla asesor de la Unidad de Relaciones con Fuerzas Armadas y de Seguridad FAS-PGE Colombia, del Comité Internacional de la Cruz Roja, quien gestiono la participación del COLPAP en este importante evento Internacional, el cual se realizó del 7 al 11 de abril. Gracias a los dos por su contribución al posicionamiento del COLPAP.

Al lado izquierdo : Tc. Elkin Salcedo Santos – al lado derecho: Tc Gabriel Bonilla colegiados COLPAP

CONFERENCIA VIRTUAL CULTURA Y PEDAGOGÍA CIUDADANA “Corresponsabilidad un nuevo Contrato Social” 

Es hora de superar la visión binaria Estado-ciudadano, y comprender que la sociedad es un actor central. Las comunidades organizadas, los liderazgos sociales, los empresarios éticos, los jóvenes movilizados, los académicos comprometidos: todos tienen un papel que cumplir.

Por eso, se hace necesaria la construcción de un nuevo contrato social, basado en la corresponsabilidad. En este pacto, el Estado debe garantizar derechos, actuar con transparencia, y ser eficiente en el uso de los recursos públicos. El ciudadano, por su parte, debe participar activamente, cumplir la ley, y comprometerse con la cultura de la legalidad. Y la sociedad debe fomentar valores, educar en civismo, y ser un contrapeso ético y moral a los excesos del poder.

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EL ÚNICO ENTERRADOR

Por: BG. Humberto Aparicio Navia

Un sofocante sol cerníase sobre las escuálidas figuras de los escasos habitantes de aquel poblado que ciudad fue, un viento reseco curtía su ya verja piel, parecían más moradores de un extraño cementerio que seres humanos.

Aquella comarca había sido en tiempos idos emporio de riqueza y progreso; allí se confundían el oro, el licor como los encantos de mujer; hoy una nube gris danza en su cielo triste y una capa del mismo color cubre los techos en otrora color de granada en flor.

De sus románticas callejuelas y sus titilantes faroles todo se esfumó, el río ayer de aguas cristalinas enmudeció… La gente joven se había marchado en busca de nuevas perspectivas, no así los viejos que se aferraban al terruño como el labio del sediento al cántaro mitigante.

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