Por: CT (RP) Bernardo Molina Otálora

Administrador Policial TP. 0205

Miembro Consejo Directivo Colegio Profesional de Administradores Policiales COLPAP

Los precios de la coca se han desplomado en algunas zonas de Colombia en medio de un récord de hectáreas cultivadas. ¿Podría el exceso de oferta conseguir lo que años de erradicación no han logrado, impulsando a los cultivadores de coca a pasarse a los cultivos legales?

Eso son ilusiones, pues los precios mundiales de la cocaína se mantienen estables   incluso cuando los traficantes desarrollan nuevos mercados en Asia y las mafias europeas asumen un papel cada vez más importante en el comercio mundial. 2024 será el año en el que la cadena de suministro de cocaína alcance los niveles récord de cultivo de coca.

Las razones de la caída de los precios de la coca en algunas zonas de Colombia obedecen a tres dinámicas diferentes: el conflicto en las zonas de cultivo, que crea incertidumbre y aleja a los compradores; la saturación de las rutas de contrabando de drogas que salen de Colombia en medio de las elevadas incautaciones, y el crecimiento extraordinariamente rápido del cultivo de coca, con el que las cadenas de suministro han tenido dificultades para seguir el ritmo. Pero durante 2024 esta brecha se cerrará, y el crimen organizado mundial, especialmente en Colombia y Perú, disfrutará de estos beneficios.

No hay mucha evidencia de que se trate de un problema de sobreoferta, sino más bien de confianza, porque las reglas del juego no están bien definidas, no hay controles hegemónicos del mercado, lo que genera incertidumbre entre los productores que no quieren arriesgarse a represalias por vender sus productos a los grupos equivocados.

Una nueva ronda de combates por el tráfico de cocaína en Colombia se detonó después de que un acuerdo de paz de 2016 condujera a la desmovilización del mayor grupo rebelde del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Las FARC controlaban más de la mitad de los cultivos de coca de Colombia y la producción de base de coca, que posteriormente se cristaliza en cocaína. También constituían una ventanilla única para los traficantes, ya que no solo garantizaban el acceso a la materia prima, sino que protegían los laboratorios de droga, los corredores de circulación interna y los puntos de partida.

Ahora los traficantes tienen que enfrentarse a múltiples facciones beligerantes en zonas que antes dominaban las FARC: los llanos orientales, las selvas del sur y gran parte de la costa del Pacífico.

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